


¿Fue el eco de lo que estaba ocurriendo en los Estados Unidos? ¿o quizás ambos sucesos fueron el resultado de una circunstancia karmática?

Hablemos de cuando se echaron abajo los muros con los lemas de “prohibido prohibir” y “la imaginación al poder”.
Se prohibió el respeto a los mayores, a los padres, a la separación por sexos, por razas, por quehaceres; a la vida familiar, la patria, la monogamia, la privacidad, el individualismo, la bandera y el himno.
La imaginación, la insubordinación y la indisciplina pasaron a sustituir los valores establecidos.En Suecia, el artista plástico Carl Johan de Geer crea una serigrafía que es un llamado a desecrar la bandera y a volverse contra la nación y la patria, estampando la palabra “ la pinga” en el centro.
Se prohibió el respeto a los mayores, a los padres, a la separación por sexos, por razas, por quehaceres; a la vida familiar, la patria, la monogamia, la privacidad, el individualismo, la bandera y el himno.
La imaginación, la insubordinación y la indisciplina pasaron a sustituir los valores establecidos.En Suecia, el artista plástico Carl Johan de Geer crea una serigrafía que es un llamado a desecrar la bandera y a volverse contra la nación y la patria, estampando la palabra “ la pinga” en el centro.
Serigrafía de Carl Johan de Greer


A pesar de la película “Prima della rivoluzione” (1964), de Bernardo Betolucci, que comienza con una escena de seducción de la joven criadita por los niños ricos de la casa en nombre de entrenar a la muchacha en la conciencia de clase, en ningún otro país se asociaron tanto la política y la liberación sexual como en Suecia, hasta volverse comportamiento aceptado.
Recuerdo que el Grupo Ocho”, el más feminista de todos los grupos de Suecia, solía expresar que “la posición de la mujer en la Revolución era horizontal”, porque los líderes “progre” se valían ampliamente de sus credenciales de constructores del futuro para tirar a cuanta muchacha les pasara por el lado a la loneta. Y no era siquiera la loneta de un apartamento privado; a veces bastaba una cualquiera en la trastienda del lugar donde se encontraran.
No es que las suecas de esa época fueran más calentonas que las de antes o las de ahora: es que era el estilo imperante, y a veces terminaban en la loneta por miedo a desentonar. Así de simple.
Gracias a Dios, ésto sucedió años antes de los 80 y el SIDA.
Gracias a Dios, ésto sucedió años antes de los 80 y el SIDA.
En Paris, como latina siempre más retorcida, no necesitaban loneta, como tampoco política. La moneda en curso era la escapada al retrete del café para un “rapidito”, sólo porque daba gracia, y para momentos más elaborados, la escatología: orinar en el cuerpo para optimizar y celebrar el orgasmo. A veces incluso defecar, siguiendo la tradición de Dali, de quien se dice que se le apareció a Gala, su musa y amor de su vida, en la primera cita rezumante de caca. Ella, según también dicen, le espetó: “¡Aniquílame!”, o algo por el estilo.
Quizás era que el nihilismo de entre guerras seguía presente y no hubo más que rascarlo.
Por aquel entonces la mítica Desirée, consagrada ex de U Thant y del escritor cubano Feliz Pita Rodríguez, mencionada en los diarios de Anais Nin, traductora de español y merchante de libros viejos del Sena (“bouquiniste”), seguía recibiendo en su “salón” en no recuerdo cuál barrio parisino. Decían las malas lenguas que si llegaba tarde a su casa el viernes, se encontraba a latinoamericanos con la boca abierta regados en los pasillos de su edificio. Porque ella alimentaba a un montón de latinoamericanos que rumiaban su realización personal en Paris con una gran olla de arroz con pollo, y les daba de beber de una cava infinita que tenía en el sótano. Algunos eran escritores, y pintores incipientes, otros nada más que unos vagos; el tiempo fue el que se encargó de deslindarlos.
Los eventos artísticos conocidos como “happenings” tenían lugar lo mismo en París que en Estocolmo, y bien podía ser un gordito medio maricón tirándonos globitos en el Centro Americano de Paris, que un concierto de supuesta “Wasser Musik” (música de agua), en Estocolmo, donde interpretaban el género literalmente, llenando de agua y aceite trombones, etc., y rociando al público con las primeras notas.Quizás era que el nihilismo de entre guerras seguía presente y no hubo más que rascarlo.
Por aquel entonces la mítica Desirée, consagrada ex de U Thant y del escritor cubano Feliz Pita Rodríguez, mencionada en los diarios de Anais Nin, traductora de español y merchante de libros viejos del Sena (“bouquiniste”), seguía recibiendo en su “salón” en no recuerdo cuál barrio parisino. Decían las malas lenguas que si llegaba tarde a su casa el viernes, se encontraba a latinoamericanos con la boca abierta regados en los pasillos de su edificio. Porque ella alimentaba a un montón de latinoamericanos que rumiaban su realización personal en Paris con una gran olla de arroz con pollo, y les daba de beber de una cava infinita que tenía en el sótano. Algunos eran escritores, y pintores incipientes, otros nada más que unos vagos; el tiempo fue el que se encargó de deslindarlos.
Todo se valía en un impromptu así.
El desnudo se hizo obligado en el teatro, y lo mismo asistí a una función del ballet de Birgit Cullberg con los bailarines en pelota que a un popular programa de televisión donde un conocido actor sueco se bajó los pantalones y enseñó el trasero desnudo.
En Suecia tenía lugar la primera gran exhibición de Arte Erótico y el periódico vespertino Expressen inauguraba su columna de consejería sexual.
El hash, la heroína y hasta el LSD campeaban por su respeto y en la fuente de Hoetorget, al otro lado de la Casa del Concierto, los heroinómanos lavaban las agujas en la fuente y se pinchaban a plena luz del día entre los cochecitos de niños que sus madres llevaban a las compras.
Todo mientras Europa era consumida por marchas y más marchas contra la guerra de Vietnam, con ciudadanos aparentemente más ocupados con lo que pasaba más allá de sus fronteras que con la política nacional. La política nacional no era suficientemente “sexy”.
En Estocolmo se inauguraba una especie de Tribuna del Pueblo en un sitio céntrico, una especie de Muro de los Lamentos donde todo el mundo iba a decir horrores de lo que o de quien le diera la gana con todos los requerimientos de la asepsia. Porque, a pesar de los vientos de protesta, los suecos ordenaban el desorden.
En Estocolmo se inauguraba una especie de Tribuna del Pueblo en un sitio céntrico, una especie de Muro de los Lamentos donde todo el mundo iba a decir horrores de lo que o de quien le diera la gana con todos los requerimientos de la asepsia. Porque, a pesar de los vientos de protesta, los suecos ordenaban el desorden.
Sergelstorget en una demostración reciente contra la homofobia
¿Cómo sobrevivió Europa todo aquel caos? Supongo que debido al cansancio; la gente debe haberse hastiado de hacer tantas locuras.
Luego vinieron los hijitos, los trabajos remunerados, quizás las fortunitas...
Hoy Cohn-Bendit es presidente del grupo europeo de Los Verdes y llama a olvidar Mayo del 68, hastiado de que se siga recordando. Su comentario al respecto es lapidario:
2 comments:
Estimada amiga Vivian, excelente este articulo. Gracias por ubicar en su verdadera dimension, una epoca que acuno muchas equivaciones que todavia hoy son mal interpretadas, y daninas a nuestra civilizacion.
Muy hermoso como la periodista narra la historia de Gerda,
tengo una gran debilidad por los niños y los abuelitos.
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